martes, 1 de noviembre de 2011
animales
En la actualidad, los océanos del mundo están altamente contaminados. Los desechos producidos por la actividad industrial durante las últimas décadas han sido vertidos irracional y descontroladamente en el mar, llevando los niveles de contaminación más allá de cualquier cálculo estimado. Los mamíferos marinos son los más afectados por estos contaminantes debido a su capacidad para almacenarlos en la grasa corporal a lo largo de su vida, utilizando estas reservas contaminadas durante ayunos prolongados, preñez o lactación.
plantas
las plantas dependen del sol para absorber CO2 de la atmósfera. Aunque parece todo menos lógico, las plantas, en realidad, absorben CO2 de forma más eficaz bajo una luz solar brumosa que bajo una luz fuerte y directa. Cuando las plantas están expuestas a la luz solar directa, las hojas de la parte superior de la cubierta vegetal reciben más luz solar de la que necesitan, mientras que las hojas que permanecen a la sombra no reciben la suficiente. Sin embargo, cuando las nubes y las partículas diminutas de sustancias contaminantes dispersan la luz, las hojas de la parte inferior de la cubierta vegetal reciben relativamente más luz que cuando están expuestas a una luz fuerte. Así pues, las plantas absorben CO2 de forma más efectiva bajo la luz difuminada que bajo la luz directa.
Entre 1950 y 1980 el mundo sufrió un proceso de «oscurecimiento global», ya que cambiaron los patrones de nubes y los grandes niveles de contaminación provocaron una disminución de la luz solar que llegaba a la superficie terrestre. Sin embargo, desde la década de los ochenta, los cielos que cubren muchas zonas industrializadas del mundo han recuperado bastante luminosidad gracias a la reducción de las emisiones de contaminantes como el dióxido de azufre.
En este estudio, los científicos investigaron qué impacto tenían estos cambios en la cantidad de carbono que las plantas absorbían y almacenaban.
«Sorprendentemente, los efectos de la contaminación atmosférica parecen haber mejorado la productividad de las plantas del planeta en más de una cuarta parte desde 1960 hasta 1999», explicó la Dra. Lina Mercado, del Centro de Ecología e Hidrología (Reino Unido) y autora principal del estudio. «El resultado fue un aumento global del 10 % en la cantidad de carbono almacenado por la tierra tras tenerse en cuenta otros efectos.»
Esto lleva a preguntarse por lo que sucederá en el futuro si, tal y como se espera, la contaminación atmosférica continúa disminuyendo. Los científicos concluyen que «será necesaria una reducción aún más drástica de las emisiones de combustibles fósiles para estabilizar el clima si, tal y como se espera, disminuyen los aerosoles antropogénicos».
«A medida que purificamos el aire de la capa inferior de la atmósfera, algo que debe hacerse por el bien de la salud humana, se agudiza también el desafío de evitar el peligroso cambio climático mediante las reducciones de las emisiones de CO2», informó el profesor Peter Cox de la Universidad de Exeter (Reino Unido). «Los diferentes contaminantes que provocan el cambio climático tienen efectos directos en las plantas muy distintos entre sí, los cuales se deben tener en cuenta para tomar decisiones correctas sobre cómo afrontar al cambio climático.»
rios contaminados
RÍOS CONTAMINADOS
El tema de la contaminación en las corrientes de agua ha sido de los tratados con mayor frecuencia en los últimos tiempos, de manera especial cuando los atentados de la guerrilla contra los oleoductos desvían hacia las mismas densos derrames de petróleo. Pero eventualmente se conocen algunos estudios especiales que demuestran cómo esa contaminación ha adquirido caracteres permanentes de especial cuidado.
Existe, por ejemplo, un informe elaborado en la capital antioqueña por la Corporación Mi Río, según el cual el río Medellín presenta uno de los índices de contaminación más acentuados. Aparte de que recibe aguas negras y aguas residuales de la ciudad, en su cauce se ha detectado la presencia de 90 toneladas de cianuro, 660 de cromo, 127 de mercurio y 18 de plomo, materiales que por su evaporación progresiva ocasionan afecciones respiratorias y lesiones dermatológicas. Por otra parte se sabe que la Licorera de Antioquia vierte en el río 66 toneladas anuales de alcohol.
Preocupante, ciertamente, la situación así precisada. Lo más grave, con todo, es que no se trata solo del río Medellín, sino que la generalidad de las corrientes de agua en el país presentan condiciones similares. A este propósito, convendría preguntar en qué situación se hallan los preparativos y trabajos para descontaminar el río Bogotá, el más contaminado del país. Sin duda el Ministerio del Medio Ambiente tiene en esta materia uno de sus más exigentes campos de acción.
Salvar las hoyas hidrográficas es una tarea urgentísima. Un río contaminado amenaza la salud de los colombianos, porque por desgracia todos desembocan en las grandes arterias fluviales, de modo que la contaminación, al no ser detenida, afecta no solo la salud, sino la tranquilidad de millones de habitantes que de algún modo dependen de los grandes ríos que riegan a Colombia.
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